martes, 24 de abril de 2012

Joaquín Sabina : Donde habita el olvido



Cuando se despertó
no recordaba nada de la noche anterior.
"Demasiadas cervezas"
Dijo al ver mi cabeza al lado de la suya en la almohada.
Y la besé otra vez.
Pero ya no era ayer
sino mañana.
Y un insolente sol, como un ladrón entró
por la ventana.
El día que llegó
tenía ojeras malvas y barro en el tacón.
Desnudos, pero extraños,
nos vio roto el engaño de la noche,
la cruda luz del alba.
Era la hora de huír.
Y se fue sin decir
llámame un día.
Desde el balcón la vi perderse en el trajín
de la Gran Vía.
Y la vida siguió
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Una vez me contó un amigo común que la vio
donde habita el olvido.
La pupila archivó
un semáforo rojo, una mochila, un peugeot
y aquellos ojos miopes
y la sangre al galope por mis venas y una nube de arena
dentro del corazón.
Y esta racha de amor
sin apetito.
Los besos que perdí por no saber decir
te necesito.
Y la vida siguió
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Una vez me contó un amigo común que la vio
donde habita el olvido.
Donde habita el olvido.
Donde habita el olvido.

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